Aunque la mayoría de las personas trabajan duro, es probable que muchos cometan errores que reducen su productividad.
¿Es tu caso? ¡Piénsalo!
A continuación, se presentan cinco de los errores más comunes que pueden estar afectando negativamente tu rendimiento y eficacia laborales.
1. Tener una falta de planificación: Comenzar el día sin tener un plan claro o definido es un error garrafal. Debes tomar algunos minutos para sentarte, evaluar lo que necesitas hacer y crear un orden de prioridades bien pensado. De esta forma podrás abordar la jornada con mayor tranquilidad y evitará las temidas situaciones de caos en plena faena diaria.
2. No aprender a decir “no”: Otra equivocación bastante frecuente es no saber decir aquello tan simple pero vital palabra "NO". Si te dedicas a aceptar todas las tareas que se te piden, por muy pequeñas o insignificantes que parezcan, estás sólo contribuyendo a sobrecargarte de trabajo innecesario. Aprende a decir "no" con educación y respeto y evitarás grandes dolores de cabeza en el futuro.
3. No delegar: Este error, junto con el anterior, es uno de los principales motivos por los que la gente no logra ser eficiente en su trabajo. Muchas personas tienen dificultades para delegar responsabilidades y terminan haciendo todo ellos mismos. No obstante, esta actitud solo produce cansancio y sobre estrés innecesarios. Aprende a confiar en otras personas y déjate ayudar cuando sea necesario; tu salud mental te lo agradecerá enormemente
4. Distracciones constantes: Vivimos rodeados de distracciones (teléfonos móviles, redes sociales, correo electrónico…) que pueden llegar a convertirse en nuestro peor enemigo si no les sabemos sacar provecho o controlarlas adecuadamente. En este caso, lo mejor es establecer límites claros. Si necesitas concentrarte 100% en algo, apagar el teléfono y desconectar la conexión a internet puede ser una buena solución para no caer en la tentación de chequear cada notificación del mundo exterior.
5. Procrastinar: A todos nos ha pasado alguna vez meter la pata hasta el fondo y posponer aquella tarea que sabemos que tenemos pendiente porque simplemente no nos apetece hacerla o sentimos demasiada ansiedad ante ella. Esto solo sirve para empeorar las cosas; cuanto más te alejas del problema, más difícil se vuelve resolverlo (y acabarás arrepintiéndote amargamente). Lo mejor es afrontar los retos lo antes posible y salir victorioso de ellos.
En conclusión, para mejorar nuestra productividad en el trabajo y rendir al máximo nivel posible, debemos evitar caer en los errores mencionados anteriormente. Planificar correctamente nuestro día, aprender a decir "no", reducir distracciones, delegar tareas y dejar de procrastinar son pasos imprescindibles para conseguirlo. Si trabajas duro y sigues estos pequeños consejos podrás mejorar significativamente tu eficacia laboral, admitiendo tus errores y aprendiendo de ellos.
¡No te quedes atrás!
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